FRANCISCO PASTOR
“Autor de retratos que realzan la dignidad y cuya limpieza y veracidad conduce al paroxismo. Ya sea en retratos de la realeza o religiosos, alcanza una madurez dibujística incuestionable.
Francisco Pastor cultiva con extraordinario acierto el reflejo de la personalidad en el retrato.
Hace uso entre sus técnicas del pastel o del óleo, realzando un trazo de enarcada delicadeza en el dibujo que realza miradas fraternas de humildad adquirida. La dulzura de lo orgánico persiste en las miradas del autor, que pretenden recrear la fraternidad, el perdón o el afecto.
Es en Francia donde inspira su modo de actuación ante el lienzo y extiende sus logros, deviniendo en Ceret, una localidad que rezumaba arte como lugar de encuentro de la neurálgica artística con Picasso, Dalí o Juan Gris, despertando las inquietudes artísticas del entonces joven pintor, que ya en su madurez destaca por su potestad en el retrato.
El color ya no persiste únicamente donde se encuentra sino donde no lo vemos, observando una tenue gradación que incrementa el realismo en la dicción técnica bajo singular precisión y pletórico matiz.
El estudio figurativo lo ha cultivado ampliamente en su trayectoria plástica, sugiriendo cierta melancolía, intemporal aunque expresiva. Nos adentra en la meditación sobre fondos neutros, dotados de silenciosa intimidad.
Ha realizado retratos del escritor Max Aub, del compositor Joaquín Rodrigo, del pintor Peris Aragó, del escultor Manolo Rodríguez, del actor Paco Raval, de Picasso, Dalí, de S.S. Juan Pablo II o de S.S. M. M. Juan Carlos y doña Sofía entre otros.
Su reconocimiento como dibujante es palpable del mismo modo en el área de la ilustración, colaborando en diversos libros con extraordinaria habilidad para entornar la temática seleccionada. Recordemos las palabras de Rodríguez Acebedo:(...) lo que mas me atrae de su obra es la penetración y captación del modelo que va a realizar. Con admirable soltura en el movimiento de sus pinceles este artita de altos objetivos futuros expresa el rostro humano con una admirable facilidad”.
Su dominio en la mediática técnica le ha convertido en pionero de una novedosa actuación: la “SILIPINTURA”, realzando su clasicismo figurativo por la actuación de la silicona como agente de interacción plástica. En su trabajo como marmolista utilizó esta como herramienta de trabajo, descubriendo las calidades expresivas del producto que define como “prácticamente inalterable, y su alto altorrelieve le confiere un tacto especial, incluso se puede lavar”. La mezcla de esta sustancia con la pintura produce un efecto especial a sus pinturas, de un contingente que le hace único.
El dibujo es para el autor gesto y ocasión, la inmediatez del carácter, la naturalidad patente en cada personaje, su franca y llana humanidad. La intervención de la idea supone la libertad de dicción, uno de los bienes mas cotizados que conlleva el arte.
Beatriz Vazquez : Arte en Valencia. 2005
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